El ajuar de La Virgen de La Soledad el Lunes Santo
Cuando celebramos o compartimos actos importantes, solemos ponernos lo mejor que guardamos en casa.
Cuando cada Lunes Santo sacamos a la calle a Nuestra Señora de La Soledad, es como nuestra propia Madre la que sale al encuentro de sus hijos. Para Ella deseamos lo mejor y se la cuida y la mima como si de la nuestra madre terrenal se tratara.
Por ello, el pasado Lunes Santo, La Virgen de la Soledad lucía en su tocado o pecherín alguno de sus mejores aderezos.
El Lazo que en 2009 nos concedió la Real y Benemérita Institución de Caballeros Hospitalarios de San Juan Bautista, que la distingue como Madre Hospitalaria Protectora. Un broche del Triunfo de la Santa Cruz, la Medalla que nos regalara el Cardenal Fray Carlos Amigo Vallejo, OFM, el año de nuestro 450 Aniversario. Una Medalla en plata de San Francisco de Asís que regalase NHD José Luis Ruiz Nieto-Guerrero (q.e.p.d.) y otra gemela con “La Porciuncula” franciscana.
De sus mano, una réplica de la Medalla de Cádiz propiedad de un Concejal de nuestro Ayuntamiento en la década de los años 60 y un Relicario en la otra.
Además de broches de gran factura, el Rosario negro azabache que regalase la Familia Grosso.
Y con todo, siempre nos parecerá poco para Ella.