EL CRISTO INDIANO. LA PRIMITIVA IMAGEN TITULAR DE LA VERA+CRUZ

  • LA HISTORIA

Este crucificado de la Vera+Cruz de Cádiz es conocido como el Crucificado Indiano, una imagen realizada en papelón.

Fue la imagen titular de la Hermandad hasta que en el siglo XVIII se encargó la actual escultura de talla policromada a un imaginero italiano, probablemente genovés, aunque en las actas de la Hermandad es descrito como “napolitano”.

Sin embargo, puede ser que tampoco fuera esta escultura de papelón la Imagen fundacional, sino que pudo sustituir a otra primera que fue destruida en el asalto anglo-holandés de finales del siglo XVI.

Se sabe de los destrozos en su Capilla, pero se desconoce si realmente la destruyeron. Si así fuera, nuestra escultura sería de finales del siglo XVI o principios del XVII, sin embargo, parece realmente del XVI.

La imagen queda asociada a un origen indiano. Acerca de ella podemos destacar dos datos de interés que nos brinda don Antonio Ponz, Secretario del rey Carlos III, en su obra de 1792 “Viage de España”. Este ilustrado, esteta prejuicioso, describe en su obra cómo años atrás, la Imagen, “un muy antiguo Crucifixo”, “vaciada en pasta de papel” y “obra de un Indio” sufrió un horrible aguacero durante su procesión no pudiéndose evitar que “el agua hiciese un estrago tal en la pasta de papel que por poco se hubiera disuelto el concurso por falta de objeto visible de sus cultos. En este estado horrible se emprendió la reparación”. A tal trabajo lo califica, dirigiéndose a Su Majestad el Rey, de la siguiente manera: “Si la Efigie era disforme quando salió de su primera mano, puede V. inferir que tal quedaria después de restaurada con tales disposiciones”. De ello se desprende una causa de deterioro quizás histórica por su veracidad e histórica por su antigüedad, pero no sólo eso, si no que se documenta además una restauración antigua, una de las que hemos observado durante los trabajos.

Dice Ponz que fue realizada por un indio, lo cual puede ser simplemente una simplificación acerca de su origen, y que estaba hecha mediante vaciado en pasta de papel, como realmente así es. El bueno de Antonio Ponz no para en ello con su descripción de hechos, y cita como en recientes años, “doce años habrá”, se encargó otra escultura de Crucificado que describe como de “mejor forma” y que haciéndose eco de la nomenclatura a la moda en el Cádiz del siglo XVIII, dio por napolitano, lo que simplemente era italiano y probablemente de origen realmente genovés. A su decir, la nueva imagen escultórica, en referencia a la espléndida talla de la imagen titular actual, tras ser puesta al culto, no fue aceptada por el general cuerpo de los feligreses, por lo que “al cabo de poco tiempo ha sido depuesta la moderna, y restituida la antigua a sú lugar primero” como dice en su libro de viaje.

Efectivamente la imagen de papelón fue retirada como imagen titular y sustituida por la escultura italiana, pero debió ser repuesta porque los fieles la hacían objeto de sus rezos, evitando la moderna, puesta al culto en 1773; hasta 1824 estuvo el crucificado indiano ocupando su lugar en el retablo de la Capilla como imagen titular, luego ya fue retirada definitivamente.

Poco más puede decirse de la escultura. Servía para ser portada a brazos por un hermano durante su procesión,ayudado por horquillas en su “patibulum”, el travesaño transversal, lo cual hacían como signo de penitencia, de gracias o preces. Ello se hacía bajo una subasta según se desprende de la documentación conservada (el expediente de Cristóbal Marrufo de Negrón, cautivo en la Torre de Londres, que tras ser liberado, solicitó en 1616 a la Vera+Cruz portar esta Santísima Imagen del Cristo como agradecimiento).

Esa imagen estaba escondida bajo gruesas capas de repintes, yesos y telas encoladas que quisieron durante siglos reforzar y adecentar esta imagen religiosa.

Ahora, como arqueólogos de la devoción, hemos extraído y recuperado, interpretado y reconstruido, el potencial en forma y en contenido que este Cristo franciscano soporta en su historia.

  • ESTADO DE CONSERVACIÓN Y RESTAURACIÓN

Esa Imagen descrita más arriba, estaba escondida, como se ha dicho anteriormente, bajo gruesas capas de repintes, yesos y telas encoladas que quisieron durante siglos reforzarlo y adecentarlo.

Se trata de una escultura ligera, realizada en papelón y acabada al óleo. Su interior es hueco, armada con telas encoladas y sencilla estructura de palos de madera.

Antes de su restauración mostraba gruesos y burdos repintes, ásperos en la textura y fríos en los colores, muy fracturada y debilitada en sus livianos materiales, con pérdidas volumétricas y embotamientos en su modelado que ocultaba la obra original subyacente y que recuperamos tras su restauración.

Bajo las capas superficiales de repintes, telas encoladas y yesos, hemos ido extrayendo la policromía original del siglo XVI, entonada en un pálido ocre, regada por goterones sinuosos de sangre, de finos regueros con puntas redondeadas.

Todo ello, envuelve de carácter y autenticidad una obra escultórica grande por su tamaño y grande por su historia y carga devota.

  • EPÍLOGO. Por Fabián Pérez Pacheco (Ars Nova, Restauración de Bienes Culturales)

Al recuperar una Imagen escultórica, no siempre se restaura su devoción.

Esta escultura que hemos restaurado en los últimos seis meses (abril – septiembre de 2016), era una imagen olvidada y arrumbada, que los Hermanos de la Vera+Cruz de Cádiz tenían depositada en su Casa de Hermandad para evitar en ella mayores daños.

Sin embargo, todos demostraban cariño a aquella Imagen, porque ella fue Titular de su Hermandad y soporte de una historia devocional de gran calado histórico.

La trajeron los franciscanos en el siglo XVI, desde las misiones en América, y siempre acompañó al convento franciscano de Cádiz y sirvió como Imagen de procesionar para la Hermandad de la Vera+Cruz de Cádiz.

Los trabajo de restauración fueron presentados en la exposición “Convento y Museo” que se desarrolló en el Museo de Cádiz (clickea en nuestra web para ver más acerca de la exposición: AQUÍ).

Es una escultura de las que llaman “ligera”, realizada en papelón, y acabada al óleo.

Su interior es hueco, armada por telas encoladas y sencilla estructura de palos de madera. Antes de su restauración mostraba gruesos y burdos repintes, ásperos en al textura y fríos en los colores, muy fracturada y debilitada en sus livianos materiales, con pérdidas volumétricas y embotamientos en su modelado que ocultaba la obra original subyacente y que ahora hemos recuperado.

Bajo las capas superficiales de telas encoladas y yesos hemos ido extrayendo la policromía original del siglo XVI que envuelve de carácter y autenticidad una obra escultórica grande por su tamaño y grande por su carga devota. Os dejamos algunas fotografías de su estado inicial y de su estado final, pendientes de presentar los trabajos en nuestra web.

   
   
   
   
   
   

  1. Ars Nova, Restauración de Bienes Culturales, S.L. 
  2. Página de Facebook de Ars Nova, Restauración de Bienes Culturales, S.L.
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