Carta de despedida de nuestro Director Espiritual

Muy estimados Hermanos Cofrades de San Francisco: Paz y Bien.

Este domingo pasado anunciamos en las misas nuestra despedida, que tendrá lugar el próximo domingo, día 18, a las 20’30 horas. Por fin llegó el día y aprovecho la oportunidad para despedirme de todos los que ese día no podáis acompañarnos en la misa de la tarde.

Me ha tocado el triste honor de ser el último guardián de este convento, fundado como sabéis el 1566. Son 456 años a los que ponemos fin en este mes de septiembre. Cuatro siglos y medio en los que los frailes se prodigaron en las tareas propias de la evangelización siguiendo la impronta de San Francisco de Asís.

Esta despedida me resulta muy penosa, pero el Consejo Provincial decidió cerrar este convento. ¿Motivos?. Hay sólo un motivo: la escasez de vocaciones nos obliga a cerrar casas. Es el invierno vocacional por el que pasamos en Europa muchas congregaciones religiosas.

Nunca me gustaron las despedidas, menos una despedida de este tipo. Pero no podemos desaparecer sin dar las gracias a todos los que habéis compartido con nosotros el afán evangelizador propio de nuestra vocación franciscana.

Nos ha parecido oportuno despedirnos en el marco de la Eucaristía, pues es el ámbito más adecuado para dar gracias a Dios por todo el bien que se ha sembrado desde este convento durante estos siglos. Dejando a un lado la tristeza y el pesar de la despedida, queremos aprovechar el momento para dar gracias a Dios por todas las actividades apostólicas que se realizaron en nuestra iglesia de Cádiz.

Al entrar en el claustro siempre me impresionaron dos inscripciones que están junto a la puerta de entrada. Una recuerda al P. Marcelino Lázaro…que aunque no era cura diocesano, se ofreció al Sr. Obispo para ir de párroco a Jimena, lugar en el que por “el odio a la fe” peligraban los católicos y más los sacerdotes; fue hecho prisionero y asesinado el 1936.

Un par de metros a la derecha otra inscripción recuerda el paso por esta casa de San Junípero Serra, que vivió aquí hasta encontrar un barco que le trasladase a Méjico como misionero.

En este convento hubo frailes que destacaron como estos dos. La mayoría de los franciscanos que moraron en el convento vivieron su vocación franciscana con humildad, no merecieron que se recordara de esa forma su paso por la casa. Han sido varios miles los franciscanos que vivieron gozosamente en este lugar su vocación franciscana. Por todos ellos damos gracias a Dios.

También queremos agradecer la acogida que siempre nos dispensaron los gaditanos, sobre todo los muchos gaditanos que compartieron con nosotros preocupaciones e iniciativas. En este conjunto de colaboradores os incluyo a todos los Hermanos de las cofradías, también aquellos que -como sucede en las buenas familias- en momentos puntuales pelearon contra frailes.

Y no me extiendo más. Que el Señor os bendiga a cada uno de vosotros y a todos los vuestros.

Con esta carta me despido de todos en nombre de esta comunidad franciscana, y lo hago con el saludo de San Francisco: “que el Señor os dé su paz”.

Vuestro,

Fr. Jesús España Delgado, ofm

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