3 años de aquel día de agosto en verde y negro
Previa a la Salida Extraordinaria del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz para conmemorar el 450º Aniversario Fundacional de la Hermandad, se celebró un Devoto Besapiés Extraordinario de la Imagen y posterior Traslado a su paso procesional.
Agosto en verde y negro. Colgaduras en los balcones, gallardetes en las plazas, escudos de la provincia en la fachada del Francia y París. Cádiz pasea a la vera de la Cruz en un 6 de agosto con aires de Lunes Santo. La hermandad decana volvió ayer a dar una lección magistral de cómo una cofradía celebra las cosas. El detalle cuidado al milímetro, la exquisitez en la liturgia, en el exorno, en la música. Todo en su sitio. Y el Cristo de la Vera-Cruz en la calle.
Después de una intensa mañana con una muy lucida misa estacional presidida por el Primado de España y arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez, concelebrada por el obispo diocesano, Rafael Zornoza, y animada magistralmente por la ensemble Seqventia, la ciudad recuperaba un sábado de agosto la estampa que no había podido ver el pasado Lunes Santo. Con la hora de salida fijada a las ocho y media de la tarde, veinticinco minutos antes quien salía por la puerta de San Francisco era una pareja de recién casados que se encontraron centenares de testigos que ya esperaban la salida del cortejo. Por San Francisco arriba venía la banda del Rosario haciendo sonar sus tambores y sus cornetas, que ayer sonarían posiblemente como nunca en un homenaje a la música de do-re de siempre.
En el interior de San Francisco ya no había ni rastro del espectacular altar que durante una semana se ha instalado presidido por el paso. El altar mayor había recuperado su imagen habitual, y el paso dormitaba junto a la puerta a la espera de que los cuarenta y tantos hombres con polos de color verde se metieran bajo los faldones.
Cuatro cirios de respeto marcaron, como cada Lunes Santo, el inicio de la procesión. En el amplio cortejo que superaba los 150 hermanos se vieron ayer caras de siempre de la Vera-Cruz que habitualmente esconde el antifaz de ruán. A todos ellos los acompañaban representaciones del Caído y del Amor y alguna hermandad de la Vera-Cruz que se sumaba al 450 aniversario. Y los niños bielorrusos, que vivieron a fondo lo que supone una procesión en Cádiz formando parte también del cortejo, como homenaje a una acción social en la que Vera-Cruz ha sido constante y sonante durante más de una década. Y los niños de la Vera-Cruz, esas nuevas generaciones de cofrades del Lunes Santo que también estuvieron presentes ayer en el cortejo, como Triana vestida a la federica de la mano de su padre, o Esteban ya de acólito marchando detrás de su padre y de su abuelo, o como lo fue en su día Benito o Luis, que ayer portaban al Crucificado, como Juan Carlos y su hijo Alberto, que también coincidían debajo del Señor. Generaciones de Vera-Cruz, en definitiva, que han ido dando forma a un realidad que ya suma 450 años.
La corporación presumió ayer de cuerpo de hermanos, de aniversario, de paso y de cofradía en una tarde-noche donde el Levante una vez más quiso acompañar a una procesión en Cádiz. A las nueve menos cuarto de la noche sonaron las cornetas y tambores mientras se levantaba el Crucificado, después de que la cuadrilla de Benito Jodar superara las dimensiones del dintel «agachando de atrás», que repetía el capataz durante la maniobra.
Cristo del Amor y La Lanzada fueron las composiciones seleccionadas para comenzar el acompañamiento de una numerosísima banda del Rosario que recibiría en San Francisco los primeros aplausos de un público que supo reconocer los dos ‘clasicazos’ que se marcaron de salida y que llenaba la plaza de San Francisco como lo haría luego con Argüelles, Plaza de España o Mina.
Y es que fue mucha gente, muchísima, la que ayer no quiso perderse a una Vera-Cruz distinta. Una Vera-Cruz sin ruán y con música tras el Señor. Una Vera-Cruz con monte de rosas donde siempre hay claveles. Una Vera-Cruz que quiso mirar al mar (aunque la Policía Local amagara en un principio con no dejar que la cofradía saliera a la Alameda para seguir por Argüelles sino que tomara por Fermín Salvochea directamente a Plaza de España) en una estampa para el recuerdo; que descubrió un Cádiz procesional distinto al habitual que sorprendió a muchos y que constata que otra Semana Santa con otros itinerarios es posible. Una Vera-Cruz, en definitiva, que quiso celebrar con toda la ciudad sus 450 años de historia, de culto, de verde y de negro; y que se encontró a toda una ciudad a la Vera de la Cruz.
Crónica: Hermandad/P.M. Durio (Diario de Cádiz)