Un Sueño de violetas cristalinas,
dejado caer sobre el mar húmedo
de las madreperlas.
 
Sinuosa Figura
sobra la quieta marea
de las rosas rojas.
 
Escolta de estatuas silentes,
acompañan con regueros de luz
la soledad de la Cruz.
 
Lento murmullo de cielo
que penetra los sentidos.
 
La añoranza de lo vivido.
El recuerdo del aroma del abedul
hecho cuerpo del Cristo.
 
Nostalgia de la Cruz en la calle,
clavada con fuerza de siglos
en el Calvario de piedra ostionera.
 
Capilla secular trazada
con vientos de rocallas doradas,
guardiana fiel de la Vera-Cruz.
Guarda en silencios oscuros
el Santo Madero, la Libertad.
 
Habrá otro Lunes Santo,
muy pronto,
en nuestra vida.
 
Domingo de Ramos, 2020.
Miguel Morgado Conde
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