Ella
Setenta y cinco azahares
adornan tus primaveras,
cuando las calles de Cádiz
bendices con tu presencia,
desde tu altar franciscano
cuando el ocaso desvela
las estrellas y la Luna
que alumbran tu honda tristeza.
tus lágrimas de amargura
que acarician la pureza
de ese rostro quebrantado
por el dolor y la pena,
ese rostro que tallara
con su talento un poeta,
un poeta de la gubia,
que supo plasmar con ella,
la belleza de una Madre
en su Soledad inmensa
por la muerte de su Hijo
que en el Calvario se entrega
para salvar del pecado
a la humanidad entera
y al que cada Lunes Santo
lloras entre luto envuelta,
entre el ruán, el esparto
y la austera penitencia
de tus cofrades que siempre
a tus manos se encomiendan,
Soledad de San Francisco,
azahar de luz eterna.
Cristina Miguel Estrada
(25/01/2020)