Celebrados los rezos de Vísperas por la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María

En la tarde de hoy, Miércoles 7 de diciembre, se han celebrado los tradicionales rezos de Vísperas por la Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María.

El Rvdo. Padre D. Miguel Ángel González Vázquez, capellán del Hospital Puerta del Mar y Servisa y capellán Mayor de la Santa Caridad de Cádiz, ha presidido estos oficios de la tarde ante la bendita imagen de Nuestra Señora de la Soledad.

Estos rezos constan de un himno, dos salmos, un cántico del Antiguo o del Nuevo Testamento, una lectura corta de la Biblia, el Magnificat de la Santísima Virgen, responsorios, intercesiones, el Padrenuestro y una oración conclusiva.

 

V. Dios mío, ven en mi auxilio
R. Señor date prisa en socorrerme.
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

HIMNO

Tú eres toda hermosa,
¡oh Madre del Señor!;
tú eres de Dios gloria,
la obra de su amor.

¡Oh rosa sin espinas,
oh vaso de elección!,
de ti nació la vida,
por ti nos vino Dios.

Sellada fuente pura
de gracia y de piedad,
bendita cual ninguna,
sin culpa original.

Infunde en nuestro pecho
la fuerza de tu amor,
feliz Madre del Verbo,
custodia del Señor. Amén.

SALMODIA

Ant. 1 Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu
linaje y el suyo.

– Salmo 112 –

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 1 Pongo hostilidad entre ti y la mujer, entre tu
linaje y el suyo.

Ant. 2 El Señor me ha vestido un traje de gala y me ha
envuelto en un manto de triunfo.

– Salmo 147 –

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas
y ha bendecido a tus hijos dentro de Ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
té sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 2 El Señor me ha vestido un traje de gala y me ha
envuelto en un manto de triunfo.

Ant. 3 Alégrate, María, llena de gracia, el Señor
está contigo.

Cántico
Ef. 1, 3-10

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos consagrados
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Este es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
hacer que todas las cosas
tuviesen a Cristo por cabeza,
las del cielo y las de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. 3 Alégrate, María, llena de gracia, el Señor
está contigo.

LECTURA BREVE

Rm 8, 29.30

Alos que había escogido, Dios los predestinó a ser
imagen de su Hijo. A los que predestinó, los llamó;
a los que llamó, los justificó.

RESPONSORIO BREVE

V. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

V. Y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.
R. Porque me has librado.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
R. Te ensalzaré, Señor, porque me has librado.

CÁNTICO EVANGÉLICO

Ant. Me felicitarán todas las generaciones, porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Aleluya.

Cántico de la Santísima Virgen María
Lc 1, 46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes
por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de su misericordia
–como lo había prometido a nuestros padres–
en favor de Abraham y su descendencia
por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.
Como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Ant. Me felicitarán todas las generaciones, porque
el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Aleluya.

PRECES.

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones, felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle diciendo:

 

Mira a la llena de gracia y escúchanos. 
Señor, Dios nuestro, admirable siempre en tus
obras, que has querido que la inmaculada Virgen
María participara en cuerpo y alma de la gloria de
Jesucristo,
haz que todos tus hijos deseen y caminen hacia
esta misma gloria. 
Tú que nos diste a María por madre, concede por
su mediación salud a los enfermos, consuelo a los
tristes, perdón a los pecadores
y a todos abudancia de salud y paz. 
Tú que hiciste de María la Madre de misericordia,
haz que los que viven en peligro o están tentados
sientan su protecció maternal. 
Tú que encomendaste a María la misión de madre
de familia en el hogar de Jesús y de José,
haz que por su intercesión todas las madres fo-
menten en sus hogares el amor y la santidad. 
Tú que coronaste a María como reina del cielo,
haz que los difuntos puedan alcanzar con todos
los santos la felicidad de su reino. 
Confiando en el Señor, que hizo obras grandes en
María, pidamos al Padre que colme también de bie-
nes al mundo hambriento: 
Padre Nuestro …….. 

 

ORACIÓN.Dios todopoderoso, que, por la inmaculada concep-
ción de la Virgen María, preparaste una digna mora-
da para tu Hijo y, en previsión de la muerte de Jesu-
cristo, preservaste a su madre de toda mancha de pe-
cado, concédenos también a nosotros, por intercesión
de esta madre inmaculada, que lleguemos a ti lim-
pios de toda culpa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo.

CONCLUSIÓN.

V. El Señor nos bendiga, nos guarde de todo mal
y nos lleve a la vida eterna.
R, Amén.

 

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