(A mi abuela Mila)

Volví mis ojos a Ti

en la calle de San Pedro

en el silencio profundo

de un Lunes Santo abrileño,

en la oscuridad callada

que quiebra los sentimientos,

la que envuelve tu pureza

como el aroma de incienso,

como los blancos azahares

que se asoman a tu templo.

Volví mis ojos a Ti porque

quise, en mi recuerdo,

llevar guardado tu rostro

aquella noche de duelo,

aquella noche de Luna

que llenó de plata el cielo,

que iluminó tu semblante

de dolor y desconsuelo,

tu belleza estremecida

viendo al Hijo que va muerto

y que pende de una Cruz

para redimir al pueblo.

Soledad, no me abandones

cuando anochezca en mi cielo,

cuando oscurezca en el alma,

cuando mi rumbo sea incierto.

Llévame cerca de Ti

como aquel Lunes eterno

en la oscuridad sagrada

de la calle de San Pedro.

(17/04/2014)

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