El miércoles, 25 de julio, Festividad de Santiago Apóstol, nuestra Hermandad amaneció con la que sin duda ha sido de las noticias más tristes de lo que llevamos de s. XXI.

A la edad de 81 años nos dejaba el siempre querido y recordado NHD Melquíades Brizuela Carceller, Hermano Mayor que fue de esta Muy Ilustre Hermandad desde finales de los años 80 y hasta 1998.

La noticia se extendió como la pólvora. Las llamadas se iban sucediendo y se difundía por las redes sociales de la Hermandad. Impactante y triste noticia.

Con Melquíades se iba algo más que un amigo. Se iba parte de nosotros, parte de nuestra Hermandad. Es ley de vida, pero sin duda, la pérdida de Melquíades es de ese tipo de noticias que sabes que algún día debe llegar, pero no imaginas cómo ni cuándo.

Se nos iba el que para muchos ha sido y será como un gran padre, el padre de la Vera+Cruz. Melquíades y la Hermandad, desde finales de los 80 y hasta 1998, hicieron juntos el camino de la Vera+Cruz, hasta tal punto que Melquíades era sinónimo de Vera+Cruz y viceversa.

Hombre bueno. Caballero de los pies a la cabeza y cristiano rotundo, profesaba auténtica devoción por nuestros Titulares, el Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Señora de la Soledad. Conciliador, supo ganarse con su talante y forma de ser el cariño de todos los hermanos y del mundo cofrade.

Bajo el tiempo en que ocupó el cargo de Hermano Mayor, se iniciaron grandes proyectos para lo que es hoy nuestra decana corporación, como el inicio del actual paso del Santísimo Cristo, o la firma de la hipoteca de nuestra Casa de Hermandad, ambos proyectos felizmente finalizados y disfrutados por los hermanos y amantes de la Semana Santa.

Muchos, centenares podríamos decir, fueron las personas que quisieron dar el último adiós a Melquíades en la Misa corpore insepulto oficiada en la Capilla del Tanatorio SERVISA de nuestra ciudad el jueves 26 de julio. Y pese a la tristeza que a todos nos embargaba, nos consolaba saber que su alma se encontraba ya en el paraíso de los hombres buenos, disfrutando cara a cara del rostro del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Señora de la Soledad, a los que tanto quiso y a los que tanto dió, velando por los desvelos de nuestra corporación y realizando cada Lunes Santo, la Estación de Penitencia más bonita junto con el resto de hermanos, hombres y mujeres, que un día decidieron partir al encuentro definitivo de la Paz y el Bien de Dios.

¡Hasta pronto Melquíades! ¡Hasta pronto, amigo! Nunca te olvidaremos.

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