¿En qué consiste nuestro proyecto?

I.- Responsable del Proyecto.

El Programa de Saneamiento de menores bielorrusos mediante Acogida Temporal se desarrolla desde el año 2002 por iniciativa de la Muy Ilustre, Antigua, Venerable, Franciscana Hermandad y Cofradía de Penitencia del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Señora de la Soledad, canónicamente establecida en la Iglesia de Nuestra Señora de los Remedios, y Casa de Hermandad en la Ciudad de Cádiz, Calle Conde O´Reilly nº 5 bajo y C.I.F. nº G-11215886, inscrita en el Registro de Entidades y Centros de Servicios Sociales de la Junta de Andalucía bajo el nº 4806-SE/C.

 II.- Planteamiento del Programa.

El presente Programa se emprende con el objetivo de contribuir a paliar las desastrosas consecuencias que sobre la población Bielorrusa tuvo el accidente nuclear de la Central de Chernobyl en la República de Ucrania, en Abril de 1986.

Central nuclear de Chernobyl, donde comenzó la pesadilla

En la madrugada del 26 de abril de 1986, hizo explosión el reactor nº 4 de la Central Nuclear de Chernobyl, situada en la frontera entre Ucrania y Bielorrusia. El incendio se intentó apagar con agua, pero lo único que se consiguió fue generar una inmensa nube de vapor con partículas radiactivas que contaminó todo el entorno: agua, suelo, aire…, sin que el gobierno soviético informara a la población del peligro ni de las consecuencias, que perdurarán cientos de años. Hoy, 20 años después de la tragedia, el mundo se ha olvidado de una catástrofe que ya no es noticia, pero los efectos contaminantes de la radiación perduran y se están cebando sobre los más indefensos: los niños. Niños que pueden desarrollar diversos tipos de cánceres como la leucemia y mujeres que temen quedar embarazadas por el posible riesgo para los fetos.

La nube tóxica producto de esta explosión, como consecuencia de los vientos dominantes, terminó por depositarse en un 80% sobre territorio bielorruso, librando radio nucleidos -cesio, potasio, yodo, plutonio, etc.- cuyos efectos tardan en desaparecer más de dos mil años. Esto ha provocado, sobre todo, en la población infantil un gran número de enfermedades, algunas de ellas mortales, como leucemia, cáncer de tiroides y hueso, etc.

Muchos elementos radiactivos son reconocidos como sales minerales naturales por el cuerpo humano que pasa a absorberlos:

-Plutonio: El cuerpo la reconoce como hierro y se acumula en la sangre y glóbulos rojos provocando leucemia, mieloma y otras formas de cáncer.

-Cesio 137: Se comporta como el potasio. Provoca problemas gastrointestinales sanguíneos.

-Yodo 131: Se concentra en la glándula tiroides, especialmente durante la infancia.

-Estroncio 90: Se asemeja al calcio y se acumula en los huesos. Provoca cáncer óseo y medular.

Según la O.M.S. (Organización Mundial de la Salud) no existe ningún tratamiento contra la radiactividad. Se estima que la radiactividad liberada en este accidente es 200 veces superior a las bombas de Hiroshima y Nagasaki juntas.

La única solución posible para salvar la vida de estos niños es, alejarlos de la zona contaminada para que respiren aire limpio y coman alimentos no contaminados. El dato más significativo según la O.M.S., es que, por cada mes que los niños estén fuera de la zona contaminada, pueden prolongar sus esperanzas de vida entre doce y dieciocho.

Los salarios y el nivel de vida en Bielorrusia son muy bajos (El PNB per capita de Bielorrusia es de 4850$ frente a los 12500$ de Europa). Hay alimentos en los mercados, pero con precios prohibitivos para la mayoría. En los mercadillos hay productos más baratos, pero es muy probable, casi seguro, que procedan de zonas donde la radioactividad sobrepasa los límites máximos de contaminación. Es un callejón sin salida, o comen lo que tienen (contaminado), o se mueren de hambre.

En Bielorrusia hay más de 500.000 niños en espera que necesitarían salir temporalmente de la zona donde viven. Existe un programa que responde a una llamada, a un S.O.S. de la Sociedad de Pediatras Bielorrusos, que pide la salida temporal de los niños, ya que la separación de sus padres no debe ser prolongada. Los niños no están enfermos, la radioactividad no es contagiosa, salvo algunos que traen problemas de vista o los derivados de una mala alimentación, como por ejemplo raquitismo, problemas nada peligrosos para nuestra salud o la de nuestros hijos.

No se trata de niños huérfanos, tienen sus familias, aunque algunos han perdido a su padre o a su madre víctima del cáncer producido por la radiactividad. Los padres hacen el sacrificio de enviar a sus hijos a 4000 Km. de distancia durante 50 días, a un país extranjero, sin conocer a las personas que se hacen cargo de sus hijos, debido a que consideran que ante todo, lo primordial es la salud de los niños. DAR LA VIDA. Lo único que hacemos con el Programa de Saneamiento mediante acogimiento temporal de estos niños, es devolverles la vida que la irracionalidad humana quiere quitarles. Todo su entorno está contaminado: lo que comen, lo que beben, lo que respiran. Todo los está matando poco a poco. Pero como una madre nos dijo en una ocasión en una de sus cartas: “sabemos que lo que comemos nos está matando, pero la radiactividad no duele, y el hambre sí lo hace”.

Y es tan sencillo para nosotros poder darles vida, tan sencillo…

Hoy en día cuando el mundo clama contra la guerra y salimos a las calles a demandar la paz y un mundo mejor, tenemos la oportunidad de construir en nuestra casa un poco de esa paz y esa justicia que necesita el mundo para tener Paz. Porque por estos desgraciados nadie ha salido a la calle, nadie quiere hacer una intervención “pacifista”, a nadie les preocupa su supervivencia… ¡No tienen petróleo ni nada de mayor interés!.

El Programa de Saneamiento consiste en acoger en una familia a un niño de la zona contaminada, durante un periodo aproximado de cuarenta días (meses estivales), convirtiéndolo en un miembro más de la misma “Jesús les dijo: el que acoge a un niño como este en mi nombre, a Mi me acoge” (Mt 18.5). De esta forma no hay desarraigo familiar, se regenera su salud y se aleja la posibilidad de aparición de una enfermedad fatal.

Los primeros días son duros para los niños y para las familias de acogida. A unos y otros les separan el idioma, las pautas culturales, las costumbres…. No pueden expresar que es lo que les gusta comer, que les duele…son menos expresivos y cariñosos que los niños andaluces, debido a las condiciones ambientales y sociales en las que se desenvuelven habitualmente. Pero, ¡a los pocos días! todas las barreras son flanqueadas.

Los chiquillos enseguida captan las palabras básicas, aprenden muy rápido, son muy intuitivos. Entre un pequeño diccionario que se les da a los padres, la mímica y las ganas de entenderlos, se solucionan casi todos los problemas. Además, viene una monitora con conocimiento perfecto de español que está constantemente en contacto con las familias para solucionar cualquier tipo de problema y aconsejar sobre las dudas que pudieran ir apareciendo.

Los Responsables del Programa, se ocupan de la organización de la obtención de fondos para la financiación del mismo, seleccionan a las Familias de Acogida, organizan toda la tramitación burocrática del Programa, asignan los niños y realizan el seguimiento de la estancia de los niños en sus respectivas familias de acogida. Igualmente, organizan y financian una serie de actividades comunitarias que persiguen el fomentar la convivencia entre los niños para evitar el desarraigo de sus costumbres durante la totalidad del tiempo que dura dicho Programa.

QUIEN SALVA UNA VIDA ESTA SALVANDO EL MUNDO

 III.- Antecedentes del Programa.

Desde que las autoridades Bielorrusas lanzaron al mundo el S.O.S. solicitando la colaboración internacional para evitar la total desaparición del pueblo Bielorruso (en un plazo no mayor a 100 años, según los datos estadístico-demográficos de la aparición de enfermedades mortales en su población infantil, muy pocos han sido los que han respondido a este mensaje. Que tengamos conocimiento por nuestra parte, tan sólo algunos países de la “Vieja Europa” (Italia, Alemania, Bélgica, Francia y España), han   respondido  a  este  llamamiento  y  siempre  a  título de  ONG’s. Para hacernos una idea, en la actualidad están saliendo para su saneamiento del orden de 50000 menores, cuando es necesario alcanzar la cifra de 500000. El resto es “La Lista de Espera de la Muerte”.

En el año 2001, teniendo nuestra Hermandad conocimiento a través de la prensa de que la Hermandad del Cachorro de la ciudad de Sevilla había desarrollado un programa similar, se mantuvieron diferentes contactos entre las dos Corporaciones, lo que llevó a nuestra Hermandad a aprobar en Junta de Gobierno llevar a cabo el Proyecto para el verano del año 2002.

Una vez vencidas todas las dificultades inherentes, nuestra Hermandad consiguió en el 2002 realizar el Primer Programa de Saneamiento que se realiza en nuestra capital, constituyendo un grupo de 25 niños que estuvieron durante 40 días entre nosotros. Los resultados fueron espectaculares, aquellos niños que a su llegada mostraban una apariencia física demacrada y una malnutrición bastante aparente (además de la radiactividad que traían en sus cuerpos), volvieron a su país completamente transformados y limpios de radiactividad. La estancia en nuestra ciudad, el sol, las playas, la alimentación y el cariño de las familias de acogida, habían obrado “el milagro”.

Los Programas de los años posteriores también son un éxito, la comunicación fue mucho más fluida, pues la mayoría de los menores ya se manejan bastante bien en español y los problemas de salud han disminuido.

En los programas de Saneamiento de los pasados años, y en colaboración con el Servicio Andaluz de Salud, se incluyó por primera vez un exhaustivo reconocimiento médico a los niños acogidos, el cual se realizó en el Hospital Universitario Puerta del Mar de nuestra ciudad, efectuado por personal facultativo voluntario de dicho hospital. En primera instancia se realizaron diversas pruebas radiológicas siendo después examinados por pediatras, los cuales ante cualquier incidencia fueron derivando a los pequeños a los especialistas correspondientes.

A todos los pequeños se les confeccionó un informe el cual se remitió a la ONG bielorrusa, y a los que se les diagnosticó alguna anomalía se efectuaron las gestiones oportunas para iniciarle el tratamiento y su continuidad en su país de origen.

IV.- Desarrollo.

Tanto para la coordinación del Programa como para la selección de los menores, en función de las posibilidades económicas familiares y los criterios médicos oportunos, se establece un convenio de colaboración con una Organización Bielorrusa de las que se ocupan en el país de origen de tales menesteres, habiendo estado siempre en coordinación con el Consulado de España en Moscú, para la elección de estas organizaciones dentro  de  las  que  a  tal  efecto  nuestra  representación  diplomática  tiene reconocidas. Los responsables del programa, es decir la Hermandad, ha podido comprobar y revisar directamente los criterios de selección de los menores.

En el mes de Octubre de años anteriores miembros de nuestra Hermandad pertenecientes al comité organizador visitaron Bielorrusia, obteniendo una impresión exacta de la situación en que viven nuestros pequeños.

Para el desarrollo del Programa y siempre en coordinación con nuestro Consulado, se optó por la organización bielorrusa denominada Independent Children´s Aid. “AYUDA INDEPENDIENTE A LOS NIÑOS”, con la que se estableció Convenio de Colaboración para acoger temporalmente a los menores bielorrusos, dicho convenio se firma por periodos anuales.

Para el desarrollo del Programa se ha escogido un periodo vacacional, tanto en nuestro país como en el país de origen, por entenderlo más beneficioso tanto para las familias acogedoras como para los menores acogidos. El periodo de estancia de los menores en Andalucía estará entorno a los 50 días y se desarrollará desde mediados  de Junio hasta los primeros días de Agosto.

En cuanto a las actividades que realizarán los menores durante su estancia en nuestra ciudad podemos dividirlas en dos apartados:

  • Individuales, que serán las que se realizarán en el seno de cada familia de acogida, que no serán otras que las normales de una familia en este periodo vacacional: viniendo obligada cada familia a comunicar al Coordinador del Programa, cualquier desplazamiento fuera de la provincia de residencia o cualquier actividad extraordinaria que no hubiera sido previamente comunicada a dicho Coordinador.
  • Comunitarias, que consistirán en diferentes visitas de tipo lúdico y cultural organizadas por la Hermandad y que serán comunicadas a las familias de acogida en el momento de la llegada y distribución de los menores con sus familias de acogida. Estás serán al menos semanales para favorecer la convivencia comunitaria del grupo, tales como visita Isla Mágica, Aguasherry, Instalaciones Elcano (un día en el mar), etc.

En todas ellas participará la monitora bielorrusa que acompaña al grupo de menores, así como monitores voluntarios de la Hermandad.

V.- Familias de acogida.

Desde el primer momento en que la Hermandad se planteó el desarrollo de este Programa se pensó para la acogida en familias de la propia Hermandad, pero sin limitar la designación de familias a esta condición.

Los criterios de selección de las familias responden a los de normalidad del entorno familiar y afectivo, así como de idoneidad por su composición en función del menor a acoger, no considerando para nada criterios económicos. Se obtienen en la medida de lo posible las referencias oportunas para considerar su situación adecuada para el acogimiento, existiendo en todo momento durante la duración del programa, un seguimiento de las referidas familias y los menores, para comprobar que no exista ninguna anomalía.

Cada una de las familias tiene conocimiento del programa a realizar, así como de las actividades comunitarias, y están suficientemente informadas acerca de cómo proceder ante cualquier eventualidad, comunicándose siempre en caso de necesidad con el Coordinador del Programa y el Monitor Bielorruso correspondiente. Igualmente mantendrán en conocimiento del Coordinador del Programa el teléfono de contacto del que dispondrán en caso de desplazamiento superior a un día de su domicilio.

La despedida es triste, no lo queremos negar. Tras casi dos meses de convivencia todos se encariñan recíprocamente, pero los padres de acogida saben que vuelven a su casa con su familia, y los niños que  seguramente el año próximo volverán con esa familia que tanto le han cuidado y que tan gran cariño se han tomado mutuamente. La experiencia de los padres que ya han acogido a niños bielorrusos es que reciben mucho más de ellos que lo que les dan. Además en la mayoría de los casos el contacto durante el año es permanente.

VI.- Actividades comunitarias durante la estancia en Cádiz.

Actividades que se desarrollaron en los años anteriores, pudiendo cambiar, al no estar aún cerradas.

  • Visita a Isla Mágica (Sevilla).                                       
  • Aqualand (El Puerto de Santa María).
  • Convivencia en la Plaza de La Caleta con los menores acogidos por las Hermandades sevillanas.
  • Acto ecuménico y de bienvenida en la Parroquia de San Lorenzo
  • Actividades de Surf
  • Clases de español
  • Visitas culturales
  • Fiestas y Concursos de disfraces
  • Trofeo Carranza
  • Recepción con el Sr. Obispo
  • etc.

El Cardenal Amigo recibe al entonces Hermano Mayor, NHD Francisco Jiménez Salguero, y a los niños bielorrusos en la Metropolitana Catedral de Sevilla

Reconocimiento de la Confederación Santos Cirilo y Metodio a nuestra Hermandad

VII.- Proyecto económico.

Todos los gastos que se deriven del presente Programa, a excepción del mantenimiento diario de los niños en las familias de acogida, son asumidos íntegramente por la Hermandad de la Vera+Cruz de Cádiz, mediante aportaciones extraordinarias realizadas por entidades o particulares para este exclusivo fin. Así como diferentes actos encaminados a recaudar fondos como teatro, cenas, rifas, etc.

Es indudable que la realización de este Programa supone un importante esfuerzo económico, pero  estamos  convencidos  de que la solidaridad de todos aquellos que, no estando quizás en condiciones de acoger a un menor, quieren participar en esta forma de DAR VIDA, a la vez que el apoyo humano y desinteresado de entidades e Instituciones, harán posible el que estos niños puedan venir a Cádiz a cargar sus alforjas de vida sana para soportar un nuevo año en sus lugares de origen.

VIII.- Álbum.

A finales del año 2005, una representación de la Junta de Gobierno y responsables de este Programa, junto con algunas hermanas, se desplazaron hasta Bielorrusia para apreciar in situ la triste realidad de estas familias y estos niños, al que tanto bien les hace el sanearlos en nuestro país.

Nuestro reconocimiento a ellos y gracias por haber hecho más grande nuestra Hermandad en el campo de la Caridad.

IX.- Testimonios.

“Esta niña rubia es una hija más”

Las familias gaditanas que acogen a los niños bielorrusos viven una “experiencia única” cada verano · Los padres aseguran que cuando vuelven a su país “lloramos todos porque se va una parte de nosotros”

Alina tiene los ojos azules y el pelo rubio. Cuando alguien llama a la puerta, esta niña bielorrusa no puede evitar ir a abrir y abrazarse a la persona que se encuentra al otro lado. “Es extremadamente cariñosa y tímida”, aclaró NHDª Carmen Domínguez, su madre gaditana.

La familia de Carmen ha acogido años anteriores al hermano mayor de Alina, Sascha, que ahora tiene 16 años y llegará pronto. “Hace 5 años que este niño viene a Cádiz y vive con nosotros, todavía no ha llegado y le echamos mucho de menos. Para nosotros es como un hijo más” comenta el padre de temporada de los hermanos, NHD Juan Manuel Marrero. Este programa, que trae a niños bielorrusos expuestos a radiactividad desde la catástrofe de Chernobyl en 1986, es organizado en Cádiz por la Cofradía de la Vera Cruz y tiene como objetivo mejorar su salud ya que, según numerosos estudios, cuando vuelven a su país el nivel de radiactividad en su sangre ha bajado.

“Ellos viven allí en pleno campo y tienen que alimentarse de verduras y hortalizas que pueden estar contaminadas por la catástrofe nuclear de Chernobyl. Aunque la mayoría de familias conocen el riesgo que conlleva este tipo de productos no tienen la opción de tomar otra cosa, porque son personas de vidas muy humildes y modestas, con recursos limitados”, afirmó Carmen Domínguez.

Además aseguró que nadie sabe lo que se siente con estos niños hasta que no “se experimenta por sí mismo”.

Esta familia que ha acogido a la pequeña Alina y Sascha tiene además dos hijos propios que actúan como hermanos con ellos.

Este verano, ” los niños han llegado más tarde y todavía no han traído a los mayores, que no superan los diecisiete años”. Estos programas se llevan a cabo por distintos países y también en Sevilla pero “aquí en Cádiz, la cofradía Vera Cruz intenta buscar los medios para conseguir que vengan el máximo número de bielorrusos posibles y cada vez somos más las familias que queremos pasar el verano con uno o dos de estos pequeños”, dijo el padre de acogida de Alina.

Las actividades que a estos niños les programan para sus vacaciones gaditanas son muy diversas, organizadas también por la hermandad, y algunas se realizan conjuntamente con los pequeños bielorrusos que también hay en Sevilla acogidos por familias.

Los niños bielorrusos ya han ido a Isla Mágica y próximamente visitarán el Aquasherry. “Tuvimos que suspender un día en la playa de La Caleta que habíamos concertado con los niños de Sevilla para que pudieran estar junto a los de Cádiz, porque estos no llegaron a tiempo. El Ayuntamiento iba a darnos una zona concreta de la playa para todos.”, concretó Juan Manuel. Añadió también que Alina habla con su madre a menudo y que ellos se comunicaban con Sascha durante todo el año, además, “Alina ya sabe contar del uno al diez en español y su hermano, después de tantos veranos con nosotros, es capaz de manejarse muy bien con el idioma”.

En la plaza de San Francisco se reúnen por las tardes muchos de estos niños, con sus progenitores del verano y “todos parecemos una gran familia feliz”, comenta Carmen. Para Juan Manuel “esta niña rubia es una hija más” que quiere seguir trayendo cada año porque “esto no es una obra social sino una acción sanitaria”.

“Cómo este año han venido más tarde, hemos solicitado que se vayan el 24 de agosto, unos días después de la fecha prevista. El día que se marchan todos lloramos en el aeropuerto con las demás familias porque se va una parte de nosotros”, finalizaron los padres de acogida de Alina.

Con esta iniciativa, muchos pequeños volverán a sus casas curados en parte de una catástrofe nuclear que les acortará la vida.

Entrevista publicada en Diario de Cádiz el 5 de agosto de 2009.

Artículo publicado en Diario de Cádiz en agosto de 2003.

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