José Miguel Sánchez Peña

Conservador Restaurador emérito del Museo de Cádiz

Hno. de la Vera Cruz

            En el presente año 2020 la Cofradía de la Vera Cruz conmemora los 75 de la hechura y puesta al culto de la imagen de Ntra. Sra. de la Soledad; las circunstancias adversas por las que atraviesa el país han obligado a posponer o aplazar diversos actos programados con motivo de tan importante efemérides.

            Recordando un poco el pasado, diremos que la Cofradía perdió todas sus imágenes a excepción del Crucificado en los sucesos habidos en la noche del 11 al 12 de mayo de 1931, cuando el templo de San Francisco fue asaltado y las imágenes quemadas.

            En todo el arduo y complejo proceso reorganizador y sobre todo de reposición de elementos perdidos al que la Junta de la Cofradía tuvo que enfrentarse en aquellos años, hemos de destacar la labor que llevó a cabo el Dr. Ramón Grosso Portillo, Mayordomo de la Cofradía. En un esfuerzo titánico, a pesar de la escasez de medios, la trayectoria de Ramón Grosso se destacó por el buen hacer y sobre todo por la visión de futuro que tuvo, y que al día de hoy se puede comprobar, imprimiéndole a la Cofradía un carácter y personalidad acorde con el patrimonio del templo franciscano.

            En esta ocasión nos centramos en un encargo muy especial y decisivo que tuvo que acometer la Cofradía en aquellos años, como fue la elección del artífice que tallase la nueva imagen de la Soledad. Sabemos por las Actas de la Cofradía que la Hermandad contactó con los escultores José Rivera García y Juan Luis Vassallo Parodi, sin que podamos concretar más detalles sobre esos encuentros[1]. Seguidamente D. Ramón Grosso contacta con el escultor Sebastián Santos Rojas, natural de la localidad onubense de Higuera de la Sierra, pero con taller en Sevilla, que es quien finalmente fue el artista elegido para tallar la nueva Dolorosa.

            Así pues, el día 1 de Febrero de 1944 se firma el contrato para la hechura de la Virgen, en el domicilio y taller del escultor en la calle Santiago número 36 de la capital hispalense. Firman el contrato por parte de la Cofradía, Don Mariano Muñoz Blanco (Prioste) y Don Ramón Grosso Portillo (Mayordomo segundo). En las cláusulas del contrato se hace constar  que “será tallada en madera, busto y manos en madera policromada, brazos articulados, manos entreabiertas y maniquí para vestirla, debiendo tener una altura total de un metro sesenta centimetros”. En otra de las cláusulas (fórmula aún vigente en la actualidad, más o menos) se estipula que el precio de la imagen se fija en Cinco Mil pesetas que serán entregadas según la siguiente fórmula: Dos Mil pesetas en el momento de la firma del contrato, Mil cuando el trabajo se encuentre avanzado, y el resto “al entregar el trabajo concluido y recibido a satisfacción”. Se fija en los primeros diez días de Abril la fecha de entrega de la Dolorosa terminada, “plazo que podrá ser ampliado hasta dos meses más supeditándose todo a la perfección de la obra que se le encomienda[2].

            Según nuestra apreciación particular, creemos que el tiempo que se estipuló para la ejecución de la Dolorosa era escaso, teniendo en cuenta que el escultor debía modelar el busto en barro, ahuecarlo, dejarlo secar y cocerlo; o bien, una vez modelado el busto, proceder al vaciado en escayola. Realizada una de estas dos operaciones, que ignoro cuál se llevaría a cabo aunque pienso que fue la primera (el barro cocido), se procedía a pasar a madera la obra, o lo que es lo mismo “sacarla de puntos”. Pero hemos de tener en cuenta que en aquellos años no existían las máquinas reproductoras actuales, sino que el escultor o algún ayudante se encargaba de sacar de puntos con el antiguo artilugio llamado “pantógrafo”, tomando referencias, en un proceso que era lento.

            Evidentemente, no se cumplió el plazo fijado en el contrato, pues el 13 de Abril se le escribe al escultor preguntándosele sobre el “estado del encargo”, respondiendo éste el 17 de Abril a la Cofradía que la imagen se está terminando de “sacar de puntos”, y que estará concluida  a fines del mes de Mayo. Finalmente, la Cofradía recibe carta del escultor, fechada el 8 de Julio de 1944 comunicando que la imagen se halla terminada y que pueden venir a recogerla; sin embargo, el escultor se extraña de que la Cofradía no le conteste a su carta y vuelve a dirigirse  el 17 de Julio a D. Ramón Grosso en los mismos términos. Se produce un silencio de varios meses sin correspondencia en ambos sentidos, y el artista escribe a D. Ramón Grosso el dia 1 de Diciembre diciéndole “que la imagen de la Dolorosa está terminada y ya puede Vd. disponer de ella y al mismo tiempo aplacar las impaciencias de sus cofrades”.[3]

            Como podemos observar, resulta extraño que la Virgen esté terminada el 17 de Julio, sin que haya noticias de su entrega a la Cofradía y se repita la misma noticia el 1 de Diciembre en los mismos términos. El finiquito de los pagos acordados se realiza el 27 de Febrero de 1945, sin que haya habido el pago intermedio acordado según el último recibo en poder de la cofradía,  coincidiendo con la misma fecha que lleva una carta que le envía Sebastián Santos a Grosso preguntándole si la imagen había gustado, y sobre todo  la impresión de los hermanos y de la gente. A estos últimos datos debemos añadir el importante testimonio verbal aportado por la hija del Dr. Grosso, Refugio Grosso Mayol cuando acompañó a su padre a Sevilla a recoger la imagen de la Soledad, que fue trasladada a Cádiz en un vehículo[4].

Como podemos ver, el proceso de ejecución de la imagen duró prácticamente un año desde la firma del contrato, pues no siempre salen con la fluidez deseada la creación de las obras de arte. No obstante, ya nos ocuparemos de hablar de la imagen de la Soledad en otra ocasión, tras haber relatado aquí todas las incidencias del proceso de ejecución, ya que el objetivo que ahora pretendemos es aclarar un asunto del que se sabe muy poco: la primera imagen de la Soledad.

Del Acta correspondiente a la llegada de la imagen a Cádiz entresacamos el siguiente párrafo: “El mayordomo Sr. Grosso, presenta  a la Junta de gobierno la nueva imagen de la Virgen de la Soledad, obra del escultor don Sebastián Santos, manifestando que dicho señor ha sido tan escrupuloso en su trabajo, que ha tallado dos imágenes, pues no quedó del todo satisfecho con la primera que hizo[5]. Aunque no existen muchas referencias sobre este asunto, ni fotos, se deduce que la imagen no agradó demasiado, por lo que Sebastián Santos  se ofreció a realizar otra que es la que finalmente posee la Cofradía. Si revisamos todo el intercambio epistolar entre Sebastián Santos y Ramón Grosso, vemos que hay un silencio entre los meses de Julio a Diciembre. Parece razonable y lógico que una imagen que el artista realizase debería estar recibiendo culto en algún destino, bien en el seno de una Hermandad, en manos de un particular o incluso de algún coleccionista. Por ello nos preguntamos: ¿Qué fue de aquella imagen? ¿A donde iría a parar? Es una incógnita que siempre teníamos en mente. Pero la suerte o el azar, aliadas de los investigadores en pocas ocasiones, nos sorprendió gratamente con la respuesta al enigma: cuando en la Web “La Hornacina” (23 Octubre 2018) aparece una noticia con la publicación de la restauración de una Dolorosa de Sebastián Santos por Miguel Ángel Valverde. Se trataba de la Virgen de la Soledad, titular de la Hermandad de penitencia de ese título que recibe culto en la parroquia de la Magdalena, del municipio extremeño de Castuera (Badajoz)[6]. Con la intervención de Valverde es evidente que la imagen ha recuperado su aspecto primitivo (si observamos fotos de la imagen antes de la intervención) y lo que es también importante, hemos conocido aspectos inéditos sobre la paternidad de la obra, pues se halla firmada y fechada también en su interior.

La imagen fue adquirida directamente al escultor, ya terminada, por Juan Ramiro Hidalgo en el año 1946 en su taller de Sevilla[7]. Hemos de aclarar que muchas Dolorosas de este escultor que reciben culto en varias Cofradías no fueron encargadas, sino adquiridas directamente al artista que las tenía ya terminadas en su taller. La Dolorosa extremeña está realizada en madera de ciprés, tiene ojos de cristal, lleva los brazos articulados y mide 170 cms de altura. Parece evidente si comparamos la Soledad de Castuera con la de Cádiz, que ambas fueron “sacadas de puntos” a partir del mismo modelo, no solo en lo que atañe al rostro, a la cabeza y otros detalles, sino también a las manos, que son idénticas. Los rostros son muy afines, con expresiones casi idénticas pero con pequeños matices, teniendo la imagen de Castuera algo más duro su modelado, o lo que es lo mismo, sus facciones. El cabello, que se encuentra tallado formando parte del bloque craneal (no hay postizos o peluca de pelo natural) cubre más la frente, partiendo de una raya central, cayendo por la espalda, por encima de las orejas, y terminando en sendos mechones por delante junto al cuello sobre las clavículas. Está firmada por detrás, en el hombro derecho, igual que la Dolorosa gaditana; pero además, el escultor Miguel Angel Valverde descubrió durante su intervención una inscripción en el interior del torso (candelero) que decía: “Ave María Purísima / Sevilla 1944 / Hecha por Sebastián Santo”. Es curioso que esa fórmula del inicio de la firma, “Ave María Purísima” constituye una seña de identidad, pues aparece como encabezamiento en  muchas cartas que el escultor dirigía a Ramón Grosso durante el proceso de ejecución de la Soledad.

Como vemos, con ello se despeja una incógnita y al mismo tiempo esta efemérides la hacemos extensiva también a la Soledad de Castuera, pues gracias al encargo de la Cofradía de la Vera Cruz de Cádiz existe esta otra Virgen de la Soledad.

 


[1] Picardo y Gómez, Álvaro. Datos sobre la Muy Ilustre, Antigua y Venerable Cofradía de la Vera-Cruz sita en su Capilla propia en la Iglesia del Convento de Ntra. Sra. de los Remedios de los RR. PP. Franciscanos, Casa Grande de esta Ciudad de Cádiz, reunidos por Álvaro Picardo y Gómez Hermano de esta Ilustre Cofradía y Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia. Cádiz. 1946. Pg. 66 (Acta Nº 173. 25 Septiembre 1941)

[2] ACVC (Archivo Cofradía de la Vera Cruz). Contrato hechura de la Virgen.

Santos Calero, Sebastián: Sebastián Santos Rojas. Escultor imaginero. Sevilla. 1995. Pp. 92-93

Picardo, (Cit). Pp. 69 y 70 (Acta Nº187. 16 Enero 1944 y Nº 188. 26 Abril 1944)

[3] ACVC Correspondencia entre Sebastián Santos y Ramón Grosso. Años 1944 y 1945.

[4] Entrevista realizada a Refu y Mavi Grosso en la Capilla de la Vera Cruz en San Francisco (Cádiz), ante la Virgen de la Soledad. Programa “La Levantá”, de Onda Cádiz TV, vuelto a emitir el 16 de Agosto 2020

[5] Picardo (Cit). Pg.70 y 71.

[6]http://www.lahornacina.com/noticiasvalverde17.htm

Agradezco a Miguel Ángel Valverde diversas informaciones sobre la imagen, así como la autorización para publicar las fotografías realizadas por él en su Taller de Carmona. También me informó que la Virgen tuvo una intervención puntual en Castuera por personal de los talleres de arte religioso Granda de Madrid.

[7]Santos Calero (Cit). P. 107.

Agradezco muy sinceramente a D. Juan Ramiro Romero, hijo del donante, no solo las informaciones  suministradas, sino la invitación que me hizo para que me desplace a estudiar la imagen “in situ”. La Dolorosa fue intervenida en 1960 por un hijo de Sebastián Santos, sin que recuerden el nombre.


Apéndice Fotográfico (Click en la fotografía para ampliar)

Foto comparativa de ambas Dolorosas en los respectivos Talleres tras las intervenciones últimas.


Foto comparativa de los rostros de ambas imágenes.


Las Dolorosas en sus ubicaciones en sus respectivos templos.


Detalles de las Dolorosas en sus templos.


Detalle de la inscripción realizada por Sebastián Santos en el interior de la imagen.

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