Cádiz llora por no verte,
Soledad, en el Lunes Santo,
y en San Francisco la plaza
suspira entre los naranjos
por perderse en esos ojos
surcados de amargo llanto,
en tu rostro nazareno
herido por el quebranto
de ver al Hijo en la Cruz
por todos abandonado,
muerto en injusta condena
cargando nuestros pecados.
Este año, Madre mía,
no te cubrirá tu palio
camino a la Catedral,
de luto y de plata el manto,
cuando recorres las calles
que se estremecen al paso
de tu dolor infinito,
que tu alma ha traspasado,
mientras el sol ya se oculta
afligido en el ocaso.
Y la calle de San Pedro
añora ser tu resguardo
cuando de vuelta a tu casa
con los cirios alumbrando
se recrea en tu belleza
de azahar inmaculado
y quisiera suavizar
tu duelo y el frío Calvario
en la noche franciscana
con la que tanto soñamos,
con ver a Cristo dormido
clavado en el Leño Santo
y a Ti, Soledad bendita,
en tus manos entregarnos,
con nuestra oración callada,
que entre lágrimas rezamos,
plenos de fe y sentimiento,
¡Siempre cada Lunes Santo!
(29/03/2021)