PRESENCIA DE LA VIRGEN DE LA SOLEDAD

Por Fray Jesús España Delgado, ofm

Estos 75 años de la Virgen de la Soledad, de la imagen actual, es motivo oportuno para fijar la mirada en la imagen, como en su día se decidió encargar una nueva imagen, el escultor que la talló, etc.

Yo quisiera fijarme en otro aspecto de las imágenes. Uno de los mejores mariólogos del S. XX veía en las imágenes de la Virgen lo que él llamaba “la presencia”.

Una imagen no es tanto la representación de alguien como el signo de una presencia. La imagen no es que entre en el campo visual del espectador, sino que es éste quien resulta atrapado en la órbita de la imagen. No es, por así decirlo, el devoto quien mira la imagen sino la imagen la que mira al devoto (como recordaréis, esto es lo que le sucedió a San Francisco ante el Cristo de San Damián).

Efectivamente, las imágenes de la Virgen suelen tener esa capacidad de presencia. Yo que he estado muchos años en el  santuario de Regla tuve la oportunidad de comprobar con mucha frecuencia que no es el peregrino, o el devoto, el que mira a la Virgen, sino que es la imagen de la Virgen la que mira al devoto que entra en su santuario y lo envuelve en su ”presencia”. 

La “presencia” de esa Virgen es tan sentida que ella sabe de nuestras idas y venidas, conoce nuestras alegrías y nuestras penas… en una palabra está presente en nuestras vidas.

Esta “presencia” es la que yo quiero rememorar en estos minutos de que dispongo. Han sido 75 años en los que la Virgen de la Soledad se ha hecho presente en los Hermanos de la Vera Cruz/ y en otros que tal vez nada tenían que ver con la cofradía. Ha estado tan presente que le habéis confiado gozos y tristezas, luces, sombras y preocupaciones. De esta forma la Virgen de la Soledad ha estado presente no sólo en los avatares de la Cofradía de la Vera Cruz sino también en la vida de los Hermanos.

Mi propósito es que la Virgen de la Soledad siga haciéndose presente entre nosotros, que le dejemos que siga mirándonos a nosotros y a nuestras familias.

Por tanto el homenaje que queremos hacerle durante este año tiene que tener una perspectiva de futuro. Nos corresponde pasar el testigo a las futuras generaciones.

Con esto quiero deciros que es preciso que el cumpleaños de la imagen despierte en nosotros el compromiso de hacer que sea realidad en nuestras vidas esa presencia de la Virgen de la Soledad.

Esto nos impulsará a participar en todos estos actos programados que ha detallado Miguel Morgado; sin duda serán actos que todos haremos nuestros con nuestra asistencia.

De entre todos esos actos quiero subrayar el hecho de que el curso de formación permanente de este año lo habéis dedicado a la mariología, y habéis elegido este programa como una forma de homenajear a la Virgen de la Soledad. Ahí tenéis una buena oportunidad de conocer un poco más a la Madre de Dios y Madre nuestra.

La asistencia a ese curso no va a tener visibilidad, esas ponencias se impartirán lejos de las cámaras y los medios, pero es que los grandes compromisos son los que se hacen sin buscar el aplauso exterior; se asiste al curso como un homenaje personal e íntimo con la titular de la Cofradía. Espero que este acto de presentación refuerce el compromiso personal de cada uno de los Hermanos con la Virgen de la Soledad y os animéis a participar en el curso.

Y acabo con la oración más antigua de la Virgen, se rezaba ya en el S. III: “Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh, Virgen gloriosa y bendita”.

 

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