En la pasada, y reciente Semana Santa, se pudo comprobar en distintos estamentos y niveles sociales que a pesar del alto grado alcanzado desde el punto de vista material y artístico en nuestras Hermandades y Cofradías en los últimos años, aún se está muy lejos en el saber estar y actuar en cada momento, sobre todo cuando se tiene que tomar la decisión siempre  dolorosa, de interrumpir la Estación de Penitencia de una Hermandad como ocurrió el pasado Lunes Santo con la del Stmo. Cristo de la Vera+Cruz y Nuestra Señora de la Soledad.

Antes de seguir, quisiera dejar muy claro que esta crítica reflejada en el presente escrito es a nivel personal haciendo uso del derecho constitucional que avala mi libertad de expresión sin ánimo alguno de ofender a nadie. Si alguien se da por aludido, lo siento en el alma, pero lo experimentado personalmente ese día, creo que merece la pena hacerlo saber porque en nada favorece a esa imagen que todos anhelamos y deseamos para nuestra Semana Santa.

La noche del pasado Lunes Santo, al iniciar el descenso de la rampa situada en la Plaza de la Catedral, comenzó a caer una leve llovizna que unida al fuerte viento desatado en ese momento, amenazaba con hacerse más intensa. Ante el riesgo y como medida preventiva, se ordenó al Capataz del Paso del Stmo. Cristo de la Vera+Cruz que diese la vuelta y retornara al primer templo como así se hizo. Poco después y ante la duda sobre la posible evolución del tiempo, la Junta de Gobierno, tras decisión soberana y ante la tensión lógica reinante, decidió no continuar el recorrido como única medida de preservar el Patrimonio de la Hermandad de daños irreparables en caso de un simple chubasco, al no tener donde cobijarse con garantías, en el tramo que transcurre entre Catedral y San Francisco. Cierto es que se estrenaba el dorado del canasto del Paso del Stmo. Cristo de la Vera+Cruz, pero también es cierto que se ponía en riesgo no sólo lo mencionado sino todo el Patrimonio en la calle en ese momento, desde la Cruz de Guía del siglo XVII, hasta el Paso de Palio de Ntra. Sra. de la Soledad.

Triste imagen la que dio un sector del público en la calle que como fruto de la ignorancia y con el solo afán de ver <<procesiones>> sin más, abuchearon en la calle a la Cruz de Guía cuando, siguiendo instrucciones y con impecable orden, retrocedió al primer templo.

Triste imagen la que dieron algunos representantes de los Consejos Local y Diocesano dentro de la Catedral con comentarios como que le habíamos estropeado el Lunes Santo o que se esperaba un chubasco grande a eso de la una y media o dos de la madrugada pero que por el camino más corto nos podríamos recoger en una hora. Daba la impresión de que la única preocupación de estos señores era quedarnos en la Catedral, <<supuesta casa de todos los cofrades>>, cuando la postura lógica hubiera sido unanimidad de criterio ante el valor histórico y artístico de lo que se ponía en juego.

Menos mal que prevaleció el sentido común de quien en ese día era el responsable del primer templo, el Padre José Carlos, el cual no tuvo ningún impedimento para que la Hermandad de la Vera+Cruz permaneciera dando facilidades de todo tipo, ante la dolorosa decisión de tener que suspender el resto del recorrido procesional, ya que la Estación a la Sta. Iglesia Catedral se había realizado. La Junta de Gobierno de la Hermandad supo mantener la cabeza fría, dando a entender a propios y extraños que es obligación de todos transmitir a futuras generaciones en el mejor estado posible, el Patrimonio Histórico-Artístico heredado, no exponiéndolo a riesgos innecesarios de deterioro.

Posteriormente, tras acuerdo, se impuso como fecha límite a la Hermandad para realizar el traslado de sus Titulares, por quien correspondiera, la madrugada del Jueves Santo como así se hizo o de lo contrario se tendría que realizar el desmontaje de los Pasos en la misma Catedral en esa misma noche, con el consiguiente perjuicio y riesgo de esta operación, al no ser el lugar habitual ya que no sé por que razón, era prohibitivo los Pasos en la Catedral por más tiempo.

Ante situación similar vivida por algunas Hermandades en la ciudad de Sevilla el Martes Santo, todo fueron facilidades y a la media hora de decidir las mismas interrumpir su recorrido procesional en la Catedral por circunstancias similares, ya se sabía el día y la hora a la que regresarían a su templo y en olor de multitud, el Domingo de Resurrección por la tarde y no pasó nada por el hecho de que dos de estos Pasos se quedaran en la Catedral hasta la fecha mencionada.

A sólo cien kilómetros de distancia, la situación fue tristemente muy distinta. ¿por qué esa discriminación con las Cofradías gaditanas cuando en la cuna de la Semana Santa todo es comprensión y facilidades ante casos de fuerza mayor?

La falta de sensibilidad, ante algo tan patente como es la conservación del Patrimonio cofrade que es Patrimonio de la ciudad, por parte de los supuestamente máximos responsables en este cambio para los que aparentemente, era más importante no permanecer en Catedral que el deterior de una talla del siglo XVII por ejemplo, interfiriendo incluso en la decisión soberana de la Hermandad en cuestión, verdadera responsable de la custodia de aquello que se puede deteriorar y su posterior restauración, da que pensar a cualquiera que tenga algo de sentido común. Cierto es que las Cofradías han avanzado patrimonialmente, pero también es cierto que algunos de sus máximos dirigentes con su actitud y comentarios ante situaciones de esta índole, no dan la talla que todos los que sentimos nuestra Semana Santa desearíamos que tuvieran, acorde con la importancia que va adquiriendo año tras año la misma.

NHD Luis Miguel Barbosa Gil – Carta al Director en “Diario de Cádiz” (1995).

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