Tras la reorganización de la Cofradía en 1972, podemos discernir dos etapas claramente diferenciadas, aunque conectadas por un mismo hilo conductor. La puesta a punto de la Hermandad de la Vera+Cruz.

Una primera etapa de reactivar su vida, de comprometer a personas, de ilusionar a otras para creer, en un principio, en una quimera. Gracias a Dios, esto último no llegó a producirse, y sí un crecimiento, con muchísimo (repetimos) muchísimo esfuerzo para llegar a la Vera+Cruz de hoy.

Los finales 80 y los primeros años de la década de los 90 fueron el auge definitivo de la Hermandad. Tras años de penurias, de vacíos y préstamos, poco a poco la Hermandad comenzaba a tener Patrimonio propio, que nuevamente con muchísimo (repetimos) muchísimo esfuerzo, pudieron salir adelante.

Sin lugar a dudas, uno de los “culpables” del crecimiento del Patrimonio Artístico de la Cofradía sea NHD Luis Miguel Barbosa Gil, que con su constancia y perseverancia, se embarcó (nunca mejor dicho) como Capitán de un Proyecto del que, como “poco”, salió el actual paso del Santísimo Cristo y que el año próximo (D.m.) seguirá con el nuevo juego de ánforas de Nuestra Señora de la Soledad. Casi 30 años entre uno y otro…

Por aquel entonces el paso de palio de Nuestra Señora de la Soledad carecía de Candelabros de Cola. Un antiguo juego que poseía la Hermandad, de escasas tres luces, se encontraba en muy mal estado por lo que se hacía imperiosa la necesidad de pedirlos prestados.

Durante muchos años, la Esclavitud del Santísimo Sacramento cedía dos de sus faroles que eran colocados a ambos lados del manto de Nuestra Señora. Más tarde fue la Cofradía de la Soledad y Santo Entierro de Nuestro Señor Jesucristo quien, generosamente, prestaba cada Lunes Santo dos de sus candelabros para alumbrar la trasera del paso de palio.

Y así la Hermandad decidió acometer definitivamente la ejecución de unos candelabros de cola propios.

Se acudió al orfebre sevillano D. Manuel de los Ríos, al que ya la Hermandad conocía pues su taller se situaba en la misma finca de la calle Castellar nº52, conocida como el Corralón de los Artistas, pues allí trabajaban el tallista D. Antonio Martín, Manuel Carmona o Luis Ortega Brú, entre otros.

De los Ríos diseñó, en 1991, un agradecido candelabro de cola, remantándolo con un farol de cuatro caras, que a la postre será un sello patrimonial de nuestra Hermandad. Uno de los candelabros fue costeado por la Cuadrilla del paso de palio de Nuestra Señora de la Soledad, mientras que el otro fue donado por un grupo de hermanos.

El estreno de los mismos tuvo lugar el Lunes Santo del año 1993.

Con el paso de los años y el avance patrimonial del paso de palio de Nuestra Señora de la Soledad con la ejecución de nueva peana, candeleros y entrevarales, se estimó conveniente la realización de un nuevo juego que fuera acorde con la nueva orfebrería del paso de palio.

Así, se encarga a los Hermanos Ramos Espinosa, de La Rinconada [Sevilla] un boceto basándose en esos anteriores. El resultado fue un candelabro mucho más estilizado, personal, y rematado nuevamente por ese farol tan característico, aunque esta vez de forma hexagonal y con tres luces en su interior.

Como nota simpática, en uno de sus brazos podemos encontrar un cangrejo, como guiño a nuestra marinera ciudad.

Los mismos fueron estrenados el Lunes Santo de 2014 gracias a la generosidad, constancia y perseverancia de un grupo de hermanos.

Finalmente, comentar que los antiguos candelabros, obra de D. Manuel de los Ríos, fueron vendidos a la Archicofradía de Nuestra Señora del Carmen Coronada en el año 2011, tras la aprobación del Cabildo de Hermanos, pudiéndose apreciar en su salida anual cada 16 de julio.

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